Luis Guijarro. Periodista medioambiental.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) es una Unión de Miembros compuesta por Estados soberanos, agencias gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil. La UICN pone a disposición de las entidades públicas, privadas y no gubernamentales, los conocimientos y las herramientas que posibilitan, de manera integral, el progreso humano, el desarrollo económico y la conservación de la naturaleza.
En el Congreso Mundial de la UICN en Hawai en septiembre de 2016, sus Miembros establecieron un Grupo de Trabajo para llevar a cabo un análisis de situación sobre la palma aceitera y la conservación de la biodiversidad en el contexto del desarrollo sostenible.
El grupo de trabajo de la UICN presentó el informe Aceite de palma y biodiversidad, el pasado 26 de junio en París, donde advertía que prohibir el aceite de palma posiblemente aumentaría la producción de otros cultivos aceiteros para cubrir la demanda, lo que desplazaría, en vez de detener, las considerables pérdidas de biodiversidad que genera el aceite de palma en el mundo. El informe presenta un análisis objetivo de los impactos del aceite de palma sobre la biodiversidad mundial, así como las posibles soluciones.
Una advertencia que se une a la realizada en 2014 desde Greenpeace UK, cuando Alison Kirkman destacaba que si todas las empresas de bienes de consumo dejaran de usar aceite de palma, la demanda cambiaría a otro aceite vegetal, tal vez soja, colza o girasol que al cultivarse en grandes cantidades, también ocasionarían graves problemas ambientales, incluida la destrucción de la selva.
Vivimos en un mundo con superficies limitadas para cultivo y la producción de aceite de palma está destinada a aumentar porque. Según la FAO, en el año 2050 la población mundial superará los 9.000 millones de personas, precisará un 70% más de alimentos y su producción crecerá al menos un 40%,
La palma de aceite (Elaeis guineensis) es un cultivo perenne que comienza a producir frutos unos 3 años después de la siembra, con una vida productiva continua de 25-30 años y un rendimiento total de 4,5 t por ha (4 t de aceite de palma y 0,5 t de aceite de semilla de palma), es el cultivo de aceite más productivo del mundo.
El aceite de palma utiliza menos de la mitad del terreno que requieren otros cultivos similares como el aceite de girasol, soja o colza para producir la misma cantidad de aceite. Ésta es una consideración importante cuando se trata de la expansión de la tierra para el cultivo, la eficiencia de la producción y el suministro constante de aceites comestibles para alimentar a la creciente población mundial.
Principales amenazas
“Cuando uno considera a escala mundial los impactos desastrosos que tiene el aceite de palma sobre la biodiversidad, no encuentra soluciones fáciles. La mitad de la población mundial utiliza aceite de palma en su comida, y si lo prohibimos o boicoteamos, lo más posible es que sea remplazado por otros aceites vegetales que requieren más tierra. El aceite de palma está aquí para quedarse, así que necesitamos urgentemente acciones coordinadas para hacer más sostenible su producción, garantizado que todas las partes involucradas – gobiernos, productores, y el resto de la cadena de suministro – honren sus compromisos de sostenibilidad,” comenta la Directora General de la UICN, Inger Andersen.
La palma aceitera produce el 35% de todo el aceite vegetal del mundo en menos de un 10% de todas las tierras dedicadas al cultivo de plantas aceiteras, y la mayor parte del aceite de palma se consume en India, China e Indonesia. Las tres cuartas partes del aceite de palma se utilizan como alimento, aceite de cocina, y en alimentos procesados, mientras que el resto se emplea en cosméticos, productos de limpieza y biocombustibles. Los autores del informe utilizaron datos satelitales para calcular el área total de tierras destinadas únicamente al aceite de palma industrial, que alcanza 18.7 millones de hectáreas, y cuando se incluyen las plantaciones de pequeños propietarios, el área alcanza los 25 millones de hectáreas. Esto es más que los 21 millones de hectáreas que reportan los países productores para todo su aceite de palma.
El informe muestra que el aceite de palma está afectando la biodiversidad mundial, incluyendo 193 especies consideradas como amenazadas según la Lista Roja de la UICN, y entre las especies que más daño han sufrido están los orangutanes, gibones y tigres. Los impactos del aceite de palma sobre la biodiversidad se concentran actualmente en Malasia e Indonesia, pero podrían extenderse por los trópicos de África y América conforme la producción aumente para suplir la demanda, según indica el informe. El hecho de que el aceite de palma se cultive en los trópicos, tan ricos en especies, podría tener efectos catastróficos sobre la biodiversidad mundial. El informe encontró que las áreas hacia las que podría extenderse la producción de palma aceitera albergan más de la mitad (54%) de todos los mamíferos amenazados del mundo y casi dos tercios (64%) de las aves amenazadas. Remplazar el aceite de palma por otros cultivos aceiteros podría desplazar el daño hacia ecosistemas como los bosques tropicales y sabanas de América del Sur.
“El aceite de palma está diezmando la gran diversidad de especies del sureste asiático, conforme se va tragando grandes extensiones de bosques tropicales. Pero si lo remplazamos por cultivos de colza, soja o girasol, podrían sufrir otros ecosistemas naturales y otras especies. Para poner fin a la destrucción, debemos esforzarnos por producir aceite de palma libre de deforestación, y asegurarnos que todos los esfuerzos para limitar el uso de aceite de palma cuenten con información científica sólida y confiable para entender las consecuencias,” dijo el biólogo y autor principal del informe y Presidente del Grupo de trabajo de la UICN sobre aceite de palma, Erik Meijaard.
El biólogo defiende que, si Europa (el mayor comprador de aceite de palma sostenible) deja de usarlo y China, Indonesia o India (los mayores consumidores mundiales) siguen sin interesarse por el producto sostenible o certificado, entonces no habrá mercado controlado, a los productores ni siquiera les interesará intentar hacer un aceite de palma más sostenible y Europa se quedaría sin fuerza para presionar en la mesa de negociaciones. Recomienda que se tenga mucho cuidado si el objetivo de los europeos es reducir la deforestación. Asegura no estar muy convencido de que una prohibición o eliminación gradual de un producto particular esté logrando lo que pretenden.
Para la UICN, las alternativas de cultivo actuales tampoco son una solución. “No parece haber una manera clara de eliminar gradualmente el aceite de palma sin incurrir en un impacto ambiental y social potencialmente más significativo en otras zonas por la expansión compensatoria de cultivos de aceite alternativos”, advierte el informe. Su rechazo “podría desplazar, en vez de detener, la pérdida de biodiversidad”, concluye el texto.
Además si se dice no al aceite de palma, hay que decir sí a millones de hectáreas de soja, maíz, girasol o colza que no están certificadas prácticamente ninguna. Y eso también tiene su impacto: necesitas mucha más tierra, ya que por cada hectárea de aceite de palma se necesitan nueve de maíz o de girasol. Además, como destaca el informe, solo se estaría trasladando el problema a otro lugar. Puede que las víctimas “no fueran orangutanes, pero serían jaguares en Brasil o Argentina desplazados por la soja, u osos en Norteamérica desplazados por el maíz”.
Existen soluciones
Las soluciones deben enfocarse hacia la planificación de nuevas plantaciones de palma aceitera que no requieran talar bosques tropicales o áreas de turberas, así como una mejor gestión de los parches de bosques intactos entre plantaciones, conocidos como tierras reservadas. Hasta ahora, el aceite de palma certificado ha demostrado ser apenas marginalmente mejor para evitar la deforestación que su equivalente no certificado, pero este enfoque es relativamente nuevo y podría potencialmente mejorar la sostenibilidad. Se necesitan más esfuerzos para garantizar que se cumplan los compromisos de sostenibilidad y que se reporten en forma transparente, así como para asegurar que sigue habiendo demanda para aceite de palma certificado. Los autores recomiendan que las políticas gubernamentales protejan los bosques en los países que producen aceite de palma, así como otros tipos de aceite, y que limiten la demanda de aceite de palma para usos no comestibles, como los biocombustibles. Se podría aumentar notablemente la demanda de aceite de palma certificado mejorando la consciencia de los consumidores de los países que más lo consumen: India, China e Indonesia.
Como dijo la Directora General de la UICN “necesitamos urgentemente acciones coordinadas para hacer más sostenible su producción, garantizando que todas las partes involucradas –gobiernos, productores, y el resto de la cadena de suministro– honren sus compromisos de sostenibilidad”.
¿Qué hacer entonces? En vez de lanzarse a prohibiciones apresuradas, la UICN considera como punto de partida algo que ya hacen, a priori, las compañías que cuentan con un certificado de sostenibilidad: “Evitar seguir deforestando para producir aceite de palma aportaría más beneficios para la biodiversidad”, señala el informe. Ello requiere también un “compromiso gubernamental más fuerte” de los países productores para lograr un uso “responsable y justo” de las tierras y garantizar que las nuevas plantaciones no requieran de la tala de bosques. También hace falta un incremento de parte del sector privado, Gobiernos y consumidores “de la demanda de aceite de palma certificado” hasta que este “se convierta en la norma”.
La UICN reconoce que, el aceite de palma certificado es una iniciativa nueva -se empezó a aplicar en 2005- y por tanto es conveniente darle un mayor margen de confianza. Un certificado que obtienen solo los productores que siguen unos criterios ambientales y sociales que “aseguran el respeto de los derechos de las comunidades locales y que ningún bosque primario o de alto valor ecológico ha sido deforestado para la producción de aceite de palma desde noviembre de 2005. Aunque sus principios y criterios no son perfectos, la certificación en principio es algo bueno. No es la única solución, pero sí una de las que pueden y deberían aplicarse.
En este sentido la organización responsable de otorgar estos certificados, la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible, RSPO), se reunió a finales de junio en París para discutir la mejora de estos criterios, que espera poder aprobar en su conferencia a finales de año.
Las recomendaciones de la UICN coinciden con las ya realizadas por Emma Keller, Agricultural Commodities Manager de WWF en Reino Unido, cuando dijo que los consumidores pueden marcar la diferencia apoyando marcas y distribuidores que compren aceite de palma sostenible. En este sentido hay que tener en cuenta las recientes palabras de Fanny Gauttier, EU Policy and Sustainable Production Manager de Conservation International al asegurar que « los supermercados que renuncian al aceite de palma lo hacen por puro marketing y no lo considera la mejor solución.
Y es que según el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, parte de la solución pasa por certificar la producción del aceite de palma bajo las normas sostenibles de la Mesa Redonda para el Aceite de Palma Sostenible, RSPO.