Irene Castillo. Asesor científico
A raíz del estudio publicado por Greenpeace el pasado mes de noviembre que asociaba los incendios ocurridos en Indonesia a los productores de aceite de palma certificado se ha visto la necesidad de indagar en el progreso de los compromisos de sostenibilidad en la producción del aceite de palma.
Basándonos en el informe “The Palm Book: Tracking progress of sustainable palm oil commitments in Indonesia” que tiene como objeto de estudio 100 empresas que operan es el sector de la palma, se pueden sacar las siguientes conclusiones:
Existe una gran brecha entre la ambición y la realidad. La gran parte de las compañías se han comprometido a eliminar la deforestación de sus cadenas de suministro y muchas apuntan a una fecha límite para 2020. Pero ya sea el objetivo obtener aceite de palma certificado o establecer la trazabilidad, menos del 20% de las empresas confirman que cumplirán con ese objetivo para 2020.
Este informe también pone de manifiesto que los riesgos son mayores de lo que las empresas perciben, prueba de esto es que más del 10% de las empresas aun no consideran la deforestación en sus evaluaciones de riesgo.
Asimismo, las estructuras de gobierno corporativo están comenzando a reflejar la escala del problema, es decir, han tomado nota de la magnitud de la deforestación adoptando iniciativas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como marco para gestionar la deforestación.
Del mismo modo, la necesidad de una mayor transparencia en la divulgación del uso de aceite de palma es uno de los factores clave, ya que sin esa información no se puede evaluar adecuadamente la exposición a los riesgos e identificar oportunidades.
Por lo tanto, podemos concluir que decenas de empresas han establecido como prioridad en sus operaciones y cadenas de suministro, la eliminación de la deforestación para 2020. Sin embargo, es una realidad que esos compromisos no se cumplirán si no se elaboran planes de implementación que incluyan políticas dentro de la empresa, objetivos específicos y una mayor transparencia. Como han comprobado los investigadores del informe “The Palm Book: Tracking progress of sustainable palm oil commitments in Indonesia” las compañías que operan en las cadenas de suministro de aceite de palma indonesias muestran compromiso y signos de progreso, ya que han adoptado algunas de las políticas y las estructuras que les permitirán alcanzar los objetivos de los que hemos hablado anteriormente.