Desde hace un tiempo la Unión Europea quiere incluir dentro del Pacto Verde Europeo y de la estrategia De la Granja a la Mesa, una normativa específica para regular cómo debe ser el etiquetado frontal del envase de los alimentos. Pero ¿Cuál es el objetivo final de esta regulación?, su propósito no es otro que garantizar el acceso de la población a una educación alimentaria que permita hacer elecciones saludables, equilibradas y respetuosas con el medio ambiente. En este contexto, la necesidad o no de un etiquetado frontal en el envase de los alimentos, es una cuestión que se ha debatido en numerosas ocasiones generando detractores y partidarios de su implementación.

Por lo tanto, establecer y armonizar un etiquetado frontal común para toda la Unión Europea no está resultando sencillo por varios motivos. En primer lugar, hay diversas propuestas de etiquetado frontal sobre la mesa, cada una con sus fortalezas y debilidades, entre las que destaca Nutri-Score como una de las opciones más populares entre algunos sectores de la sociedad. Sin embargo, el sistema Nutri-Score implementado en Francia, Bélgica y Alemania, que en un inicio interesó a la Comisión Europea, actualmente despierta dudas respecto a su efectividad porque la evidencia científica ha demostrado que este sistema limita la capacidad de elección y discrimina ciertos alimentos locales.

En segundo lugar, en cada Estado Miembro, la comunidad científica, el sector alimentario, las organizaciones no gubernamentales y los consumidores defienden un punto de vista, ya que cada país de la Unión Europea tiene una cultura alimentaria diferente.

En tercer lugar, las últimas investigaciones científicas plantean que las propuestas de etiquetado son un sistema de evaluación anacrónico y reduccionista, que limita al consumidor en lugar de ayudarle a tomar decisiones libremente y no estimula a la industria alimentaria a usar productos eco-sostenibles.

Partiendo de esta situación, Competere, una plataforma que promueve políticas de desarrollo sostenible, organizó una mesa redonda con el objetivo de analizar la eficacia y la necesidad o no de los sistemas de etiquetado frontal.

Entre los participantes destaca la intervención de George Cheriyan, de CUTS International, una organización internacional de investigación de políticas públicas y defensa de los consumidores. Afirmaba que, en el caso particular de India, la Autoridad de Normas y Seguridad Alimentaria (FSSAI) consideró necesario incluir advertencias y recomendaciones de consumo en las etiquetas frontales de los envases con el objetivo de salvaguardar la salud pública, ya que India representa el 25 % de la carga mundial de enfermedades cardíacas.

El sistema indio de clasificación nutricional propuesto evalúa el perfil nutricional de los alimentos envasados, y les asigna una puntuación que va de media estrella a cinco estrellas. Sin embargo, esta propuesta ha generado muchas críticas por parte del sector médico, los expertos creen que este sistema no ayudaría a los consumidores a realizar elecciones saludables porque es confuso, siendo preferible un sistema de etiquetas que indiquen si los productos tienen un alto contenido de ingredientes nocivos para la salud.

Posteriormente, durante su ponencia, Carolina Agurto Salazar en representación de la Fundación Idea, analizó el sistema de etiquetado frontal mexicano. Dicha herramienta sirve para indicar el contenido de calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans y sodio presente en los alimentos envasados y bebidas no alcohólicas. Según la experta, conocer la información nutricional empodera a los consumidores en materia de educación nutricional, para que puedan hacer elecciones alimentarias de manera consciente y evitando la morbi-mortalidad asociada a una nutrición inadecuada.

Christos Apostolopoulos, presidente de la Federación de Industrias Lácteas Griegas (SEVGAP), compartió con los asistentes la opinión y la postura de la industria láctea griega sobre los sistemas de etiquetado. El posicionamiento del sector lácteo de Grecia ante las diversas propuestas de etiquetado frontal es claro, debe ser una herramienta que ayude a proteger la salud de los consumidores de la Unión Europea, que resulte fácil de comprender y que su eficacia se haya probado científicamente.

Otro de los ponentes fue Marco Silano, director de investigación del Instituto Superior de Salud de Italia, con gran experiencia en salud comunitaria. El experto destacó el compromiso de Italia para fomentar un debate científico que promueva estrategias de información al consumidor, para así lograr que la población siga una alimentación saludable teniendo en cuenta las tradiciones y costumbres culinarias nacionales como símbolo de cultura. Asimismo, señaló que aunque la etiqueta frontal tiene una función informativa y educativa, una nutrición adecuada no se limita a la evaluación de un único producto, ya que no se puede saber qué cantidad consumirá cada individuo ni en qué tipo de dieta se incluirá. Por lo que, a su parecer, es vital que la Comisión Europea evalúe detalladamente las diversas propuestas de etiquetado para poder elegir aquella que beneficie a la salud de los ciudadanos.

Finalmente, Lindsey Smith Taillie, profesora en la Universidad de Carolina del Norte, como experta en la materia, expuso su punto de vista sobre las estrategias de etiquetado frontal. Debido a su labor de investigación en materia de etiquetado nutricional explicó que cada vez es más habitual ver advertencias en la parte delantera de los envases como estrategia para desalentar el consumo excesivo de determinados alimentos altamente procesados, pero en muchas ocasiones antes de implementar su uso no se ha analizado el diseño de etiquetado más efectivo para ayudar a los consumidores a identificar y seleccionar los productos más saludables.

Concluyendo, se trata de una decisión compleja, las diferencias culturales y de estilo de vida entre los países miembros de la Unión Europea es un obstáculo a la hora de establecer un único sistema armonizado y completo que incluya todas las particularidades culturales y sociales.

Irene Castillo

Asesor Científico