La cadena de suministro del aceite de palma y su influencia en la seguridad alimentaria

Existe una clara evidencia sobre cómo la resiliencia de las cadenas de suministro de determinados productos puede garantizar la seguridad alimentaria. Sin embargo, la situación mundial actual de crisis económica, cambio climático, y conflicto en Ucrania, pueden hacer peligrar la seguridad alimentaria, que suele estar asegurada en la mayoría de los países desarrollados. Por ello, es muy importante que las cadenas de suministro sean resilientes, es decir, capaces de sobreponerse de manera eficaz a los cambios que se le presentan, logrando sus objetivos a pesar de los acontecimientos que puedan surgir.

En cuanto a la cadena de suministro del aceite de palma, se caracteriza por garantizar la seguridad alimentaria debido a su sostenibilidad y resiliencia, ya que se cultiva y procesa en diversos países comprometidos con la calidad y sostenibilidad de su producción.   

A raíz de esta temática, el pasado día 12 de julio, Competere organizó una mesa redonda integrada por expertos de Colombia, Ecuador, Guatemala y Nigeria para debatir sobre resiliencia y sostenibilidad de la cadena de suministro de aceite de palma, que contó con Pietro Paganini, presidente de Competere, como moderador.  

En representación de Ecuador, Ángela Álvarez, Directora Técnica de Propalma, indicó que el aceite de palma en su país es un factor clave para la economía, ya que genera empleo y desarrollo social. Además, recalcó que es un cultivo libre de deforestación, ya que en Ecuador el 97 % de los cultivos están localizados en áreas agrícolas.

Posteriormente, intervino Juan Fernando Lezaca Mendoza, Director de Asuntos Institucionales de Fedepalma. Analizó en profundidad cómo la producción de aceite de palma sostenible en Colombia está ayudando a la transformación del sector rural. Los datos aportados durante la ponencia revelan que las plantaciones de palma aceitera en Colombia se encuentran en áreas que anteriormente se utilizaban para otros cultivos o pastos, por lo que este país puede crecer en área de producción agrícola sin generar deforestación.

En cuanto a los efectos sociales y económicos asociados a la palma aceitera, cabe destacar que un aumento del 1 % de la superficie sembrada con este cultivo está vinculado a mayor cobertura educativa y de salud, sustitución de cultivos ilícitos, protección del medio ambiente, mayor inversión local, y formalización del empleo. Para concluir su intervención, hizo mención a los objetivos para 2025 entre los que se encuentra cumplir con el Compromiso de Deforestación Cero, ofrecer aceite de palma sostenible al mercado y que al menos el 50 % de los productores colombianos de aceite de palma adopten los protocolos de producción sostenible.

En cuanto al caso de Guatemala, Karen Rosales, Directora Ejecutiva de Grepalma, analizó en detalle el papel de la agroindustria del aceite de palma en el desarrollo sostenible del país. Guatemala se caracteriza por ser el segundo productor más grande de aceite de palma de América Latina y el sexto a nivel mundial, además es el tercer país exportador a nivel mundial. En cuanto a las características propias de la producción en Guatemala, el 60 % de la misma fue certificada por estándares internacionales como RSPO e ISCC, implementan buenas prácticas agrícolas que permiten mejorar la producción y contribuyen a la conservación del medio ambiente, adoptan políticas para luchar contra el cambio climático y de respeto de los Derechos Humanos.

Finalmente, Alphonsus Inyang, dio una visión global de los compromisos y objetivos de la Asociación Nacional de Productos de Palma de Nigeria (NPPAN) que preside. Siendo la principal misión de esta organización en agrupar a todos los actores que participan en el cultivo, producción, investigación, procesamiento, comercialización, venta, compra y desarrollo de productos de palma en Nigeria.

En conclusión, la productividad y la exportación a Europa son algunos de los desafíos a los que se enfrentan estos países productores, pero este cultivo ha demostrado que es la opción más eficiente por la cantidad de aceite que se puede producir por hectárea de tierra haciendo menos uso de fertilizantes en comparación con otros cultivos. Así mismo, las iniciativas y regulaciones que están surgiendo para frenar o detener la deforestación deben considerar que si se elimina el aceite de palma, la demanda de otros aceites crecerá y como consecuencia al necesitar más superficie de cultivo, también sea un motor del crecimiento de la deforestación.

Para los representantes de los países participantes en el evento, mejorar la productividad es fundamental para lograr una sostenibilidad económica. Por lo tanto, el sector debe seguir trabajando para poder lograr dichos objetivos, ya que frente al incremento de la demanda mundial de aceites vegetales la palma es la mejor solución. Se debe concebir la sostenibilidad como un elemento más del modelo de negocio de las empresas, y no únicamente como un requisito a cumplir.

Irene Castillo

Asesor científico