Con motivo de la publicación de su Memoria de Sostenibilidad de REPSA (Reforestadora de Palmas de el Petén, S.A.); Tranquilino Chojolán, gerente general de REPSA; y Eduardo Castañeda, subdirector de Sostenibilidad de Grupo HAME, nos explican los avances que se han logrado en estos 20 años de trabajo de la empresa.
Cumplidos los 20 años de actividad de REPSA, publican su Memoria de Sostenibilidad ¿Cómo han cambiado los retos a los que se enfrentaron en 1999 y los que enfrentan ahora en 2020 en materia de sostenibilidad integral?
Una historia de veinte años llena de retos, lecciones aprendidas y grandes satisfacciones, que transcurrieron en una era dinámica y cambiante a nivel local, nacional y global, donde se han desvanecido las fronteras y la globalización marcó la nueva ruta. El reto de REPSA fue transformar una operación local que inició con limitaciones hasta de infraestructura y servicios básicos, a ser una opción competitiva ante mercados con estándares de clase mundial.
Cuando iniciamos operaciones nuestro enfoque era la eficiencia operativa; en estos 20 años el incremento de estándares y exigencias para la producción de Aceite de Palma ha sido sustancial, hoy en día a ese enfoque original le agregamos el cumplimiento de estándares internacionales, de certificadoras, las políticas de nuestros clientes y exigencias de mercado.
En el año 2015 enfrentamos retos importantes que nos hicieron ver que teníamos deficiencias en materia de comunicación y relacionamiento; además, teníamos que estructurar de mejor manera nuestros planes de sostenibilidad fortaleciendo aún más nuestro enfoque. Hoy en día, trabajamos bajo la filosofía de mejora continua y contamos con un equipo de profesionales expertos que llevan los procesos de sostenibilidad desde la planificación estratégica hasta la acción.
Las operaciones de REPSA se fundamentan en nuestra política de Producción Responsable y Sostenible, con la que hemos asumido compromisos trascendentales en las materias que abarca nuestra política, entre otras podemos mencionar derechos humanos, transparencia y ambiente. el valor compartido trabajando en conjunto con las comunidades.
Otro de los grandes cambios es que adicional a los temas de sostenibilidad también tenemos que estar actualizados en cuanto a los requerimientos técnicos presentes y futuros de nuestro aceite, por lo que hemos hecho importantes inversiones para poder ofrecer en el 2021 un aceite de palma con bajo contenido de cloro total (orgánico +inorgánico) que es el precursor de los 3MCPD ́s en productos refinados y nuestra área de investigación tiene un interesante proyecto que consiste en detectar la influencia de condiciones ambientales y de proceso en la formación de los compuestos Mosh y Moa.
Veinte años transformando los retos en oportunidades, enfocados en la innovación y desarrollo, promoviendo el valor compartido con las comunidades y enfocando los esfuerzos en alcanzar nuestra visión: convertirnos en un referente de eficiencia operativa y sostenibilidad.
Ustedes han logrado sacar adelante un importante proyecto agroindustrial en una zona aislada de Guatemala ¿Cuáles fueron las principales dificultades a las que debieron hacer frente en el comienzo?
Iniciamos en el año 1999 en una finca con 377 hectáreas, era un potrero abandonado, la forma de hacer llegar lo materiales para iniciar a trabajar era realmente complicada, ya que no había carretera ni caminos de acceso. Pero estaba lo principal, objetivos claros y bien planteados de nuestro fundador, Don Hugo Molina, quien fue dirigiendo todo para que pudiéramos avanzar, incluso importando desde un país vecino los materiales para la siembra.
Había también problemas sociales que enfrentar, el país iniciaba una época de post conflicto armado, no había mano de obra calificada para temas de palma, no había costumbre de trabajos formales, ni a que el pago fuera con frecuencia quincenal o mensual; la costumbre era día trabajado día pagado, por lo que ganarnos la confianza de la gente fue otro reto, además de la barrera del idioma pues el 90% de nuestra población laboral pertenece a la etnia maya Q ́eqchí y muchos de ellos no hablan español.
No había infraestructura, para la siembra había que recorrer grandes distancias y por el tipo de suelo los tractores se quedaban atascados, pero después de un trabajo arduo se logró levantar la primara plantación, que meses después fue arrasada por una plaga de roedores.
Logramos superar las dificultades, la plantación se recuperó y fue dando frutos, se adquirieron nuevas fincas, se comenzaron a hacer calles y puentes que permitían tener acceso, además de colocar antenas de radio para tener comunicación hacia la ciudad y llevar energía al área. Estos cambios también generaron más fuentes de empleo formal y continuo para las comunidades, llevando ingresos y desarrollo.
¿Qué supone para una comunidad como ésta contar con una industria como REPSA a nivel social y de desarrollo?
Cuando REPSA se instaló en Sayaxché se percibió como una fuente alternativa de trabajo, hoy 20 años después, la operación de la empresa se considera como uno de los principales motores económicos del área, porque con el paso de los años además de generar empleo permanente para los pobladores, hemos llevado desarrollo a las comunidades aledañas que ahora cuentan con mejores condiciones de vida. Aún hoy, hay muchas carencias y la falta de servicios básicos por parte del Estado es evidente, pero trabajando juntos las autoridades locales, líderes comunitarios y empresas palmeras de la región tenemos mayores posibilidades de cambiar esta realidad.
REPSA también ha facilitado el emprendimiento en la prestación de servicios directos e indirectos hacia las operaciones de producción de aceite de palma, además de fortalecer capacidades de hombres y mujeres de la región a través de la Escuela de Campo Agroambiental, conocida por sus siglas ECA, motivando emprendimientos en la localidad.
Los habitantes de Sayaxché que laboran en la empresa han podido mejorar sus condiciones de vida al tener un ingreso fijo impactando de forma positiva en el desarrollo del municipio.
Fuimos los pioneros en la zona, allanamos el camino para que otros proyectos de palma llegaran; hoy con mucha satisfacción vemos que las empresas palmicultoras somos el principal empleador del área y generamos el 15.69% del PIB del departamento (Anuario Estadístico GREPALMA 2018-2019).
¿Cree que los consumidores europeos son conscientes de este impacto?
Al ser REPSA el primer eslabón de la cadena de suministro, es poco probable que el consumidor final en el país destino a donde se exporta gran parte de la producción de REPSA conozca los beneficios que genera la operación en términos de sostenibilidad y el gran aporte a la dinamización de la economía local y al desarrollo del país. Por lo que es un reto para REPSA evidenciar el trabajo que se realiza para generar valor compartido y mantener una convivencia armónica con las comunidades.
Es por esto, que desde el área de Comunicación se ha desarrollado una estrategia enfocada a dar a conocer cómo se vive la sostenibilidad en REPSA. Hemos fortalecido la página web e implementado una estrategia de nuestras redes sociales utilizando Facebook, Instagram y LinkedIn; además, se ha incentivado el intercambio de información con clientes y proveedores sobre los avances, nuestros retos y planes a corto, mediano y largo plazo.
Combinan las plantaciones propias con productores asociados y con productores independientes, ¿qué ventajas les brinda este modelo? ¿Cómo se colabora con los productores independientes para asegurar el cumplimiento de todos los estándares de sostenibilidad?
La cadena de suministro está integrada por: plantaciones propias, en las que ya se tienen implementados esquemas de producción sostenible certificados, productores asociados que son plantaciones independientes con las que se tiene un contrato de abastecimiento de fruta fresca (FFB) y un proceso de implementación de prácticas sostenibles de producción preparatorio hacia las certificaciones. Por último, las plantaciones de productores independientes con quienes se tiene un contrato de abastecimiento de fruta hacia las plantas extractoras de REPSA y un programa de promoción de producción sostenible básico con el objetivo de a la categoría de productores asociados y en un futuro cercano certificarlos bajo normativas internacionales de producción sostenible.
El esquema de trabajo de REPSA garantiza el 100% de trazabilidad del nuestro aceite desde la plantación hasta la carga del buque.
Según explican en su Memoria de Sostenibilidad, han logrado reducir el CO2 por tonelada de aceite crudo de palma un 13,8 % y el uso de combustibles fósiles un 17 % ¿Qué medidas han llevado a cabo para lograrlo?
La reducción de combustibles fósiles ha sido un trabajo de varios años, mejorando la logística de las rutas de transporte de fruta, uso de equipos dobles de transporte de RFF y eficiencia de carga de CPO de los equipos de despacho de CPO a puerto. También se realizó el carpado de tratamiento POME en REPSA 2 y la aplicación de POME en la compostera.
La reducción de emisiones por tonelada métrica de aceite crudo de palma es el resultado de una combinación de inversiones estratégicas y sostenibles como de acuerdo con el plan de mitigación de impactos, que han sustituido procesos que generan mayores emisiones, por procesos de producción más eficientes reduciendo las emisiones de GEI. Realizamos un continuo monitoreo de los factores de emisión, que son los indicadores de eficiencia operativa.
¿Qué objetivos se marcan para el futuro en materia de sostenibilidad ambiental y social?
Nuestro gran objetivo es seguir en la ruta de la mejora continua en materia de sostenibilidad económica, social y ambiental; y comunicar, comunicar y comunicar con consistencia y transparencia para dar mayor alcance a nuestra voz, dando a conocer los avances en nuestros compromisos y las acciones de REPSA con la producción responsable y sostenible.
En materia socio-ambiental se tienen objetivos estratégicos como fortalecer el sistema de monitoreo de diversidad biológica dentro de los sitios de conservación de la empresa, la cuantificación de los servicios ambientales de las operaciones hacia el territorio y las microcuencas; también promover la administración responsable de los recursos naturales por parte de las comunidades de las microcuencas donde opera REPSA como una estrategia para la identificación de inversiones de impacto que fortalezcan el desarrollo sostenible de las comunidades locales.
En derechos humanos, hemos tenido grandes avances en materia laboral, se desarrolló y fortaleció el mecanismo de Quejas y Consultas para que los colaborares, comunidades y todas las personas que deseen puedan reportar cualquier tema relacionado con la empresa.
Con el objetivo de identificar áreas de oportunidad y mejora, se realizó una autoevaluación en derechos humanos que fue guiada por una organización externa miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En coordinación con otras organizaciones externas, estamos realizando una encuesta de condiciones laborales; y recientemente se incorporó a la empresa la Unidad de Relacionamiento Laboral. Además, se aprobó el compromiso de género que impulsa programas para sensibilizar e identificar oportunidades de mejora para el desarrollo profesional y laboral.
En cuanto a la coordinación comunitaria, seguimos trabajando con las comunidades por lo que de forma participativa e incluyente se han desarrollado y actualizado los estudios de impacto social del área, así como, la elaboración e implementación de planes de mitigación de impactos, promoviendo el diálogo como un mecanismo para rendición de cuentas. De la misma manera, a través de la Escuela de Campo Agroambiental (ECA) continuamos fortaleciendo capacidades de mujeres y jóvenes Q ́eqchí del área de operación en temas de adaptación al cambio climático, programas de ahorro, siembra y cosecha de especies alimenticias nativas y especies medicinales, con el fin que puedan establecer emprendimientos que aportan a mejorar la calidad de vida de la población local.