Preguntado por la agencia de noticias NOTIPRESS sobre el impacto en el medio ambiente de estos cultivos oleaginosos, el Dr. Armando Guerrero Peña (Doctor en Ciencias– Departamento de Biología Animal, Ecología, Edafología, Parasitología y Química Agrícola, Universidad de Salamanca; M.C. Edafología -Colegio de Postgraduados, México; Ingeniero Químico Agrícola– Universidad Veracruzana, México; profesor investigador del Colegio de Postgraduados y colaborador de la FAO), aclara que: “fue entre 1960 y 1980 cuando se dieron las mayores prácticas de deforestación en México, entendiendo por deforestación la eliminación de vegetación formada por la propia naturaleza con el propósito de introducir nuevos cultivos comerciales. Inicialmente fue el cultivo de arroz lo que más deforestación generó, para luego dar lugar a la caña de azúcar y la ganadería. Sin embargo, la palma de aceite llegó en 1990. La deforestación en 2020 es menor al 1% en el territorio nacional”. Considerando los antecedentes, el profesor investigador concluye: “los cultivos palmeros han crecido mucho en esta década, con lo cual significa que no fue la palma de aceite la culpable de la deforestación. Más bien, el impacto en el suelo mexicano se atribuye a otros tipos de cultivos, aquellos necesarios para satisfacer demandas de producción de alimentos”
Si la deforestación no es producida por la palma, la pregunta obligada que la agencia de noticias traslada al Dr. Guerrero es: ¿qué hay del impacto del uso del suelo en cultivos palmeros? Al respecto y atendiendo a los resultados de las investigaciones que el mismo dirige, declaró a la agencia, “hay una tendencia de mejora de los suelos cuando está establecido el cultivo de la palma de aceite. El incremento de calidad del suelo ocurre con otros cultivos, no es algo exclusivo de la palma de aceite, no obstante, la diferencia es cómo se gestionan los cultivos y en el caso de la palma, una ventaja la otorga la propia naturaleza de la planta, quien asegura un adecuado manejo de sus residuos de manera autónoma. Con ello, estos cultivos no solo producen alimentos, sino tienen la capacidad de regenerar el suelo”.
Otra de las preguntas planteadas es: ¿Hay degradación del suelo con el cultivo de la palma de aceite? “La degradación de suelos es la pérdida de las propiedades físicas, químicas, biológicas que ofrecen una lectura de cuan fértil es un suelo. Esos procesos de degradación que se dicen [en cultivos palmeros] no son correctos. No hay pérdidas del suelo ni tampoco en las propiedades físicas o químicas, al contrario, hay un incremento en la calidad del suelo”, aclara el profesor investigador.
Según NOTIPRESS, el experto ve con buenos ojos el proceso de certificación de la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO) adoptado por México. Destaca que “el sector palmicultor es de los cultivos que está buscando certificaciones en todas las etapas de la cadena de producción. El impacto de los cultivos de la palma de aceite, lejos de degradar el suelo, se sostiene en evidencia científica su aporte al medio ambiente y esto sumado a la ventaja de la nación azteca de haber introducido este tipo de cultivo de una manera responsable y sostenible, ofrece un panorama competitivo para la industria y un aporte a la seguridad alimentaria”