Carolina Barco Isakson, embajadora de Colombia: “La amplia frontera agrícola de Colombia permite que esta actividad se lleve a cabo sin deforestar”

La embajadora de Colombia ante el Gobierno de España y el Principado de Andorra, Carolina Barco Isakson, trata abiertamente el cultivo de la palma en Colombia y explica a la Fundación Española de Aceite de Palma Sostenible que “el papel del aceite de palma es clave como fuerza estabilizadora en todo el territorio al ser fuente de emprendimiento, legalidad y equidad”.

Fundación Española de Aceite de Palma Sostenible (F.E.A.P.S.): Colombia es uno de los principales países productores de aceite de palma en Latinoamérica, ¿Qué peso tiene este sector en la economía del país?

Carolina Barco Isakson (C.B.I.): Colombia es el primer productor de aceite de palma en América y el cuarto en el mundo, con una participación del 2%. En 2018, produjo 1 millón 630 mil toneladas de aceite, el cultivo tuvo presencia en 152 municipios, pertenecientes a 21 departamentos, y organizado en 64 núcleos palmeros donde se procesa la fruta de aproximadamente 6.000 productores.

El aceite de palma colombiano participa con cerca del 50% en el consumo total de aceites y grasas de Colombia. Según datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, este sector productivo aportó más del 6% del PIB agropecuario en el 2017.

F.E.A.P.S.: ¿Cómo contribuye el desarrollo económico que supone el cultivo de la palma aceitera al desarrollo social de las zonas rurales donde se encuentran las plantaciones?

C.B.I.: En Colombia el cultivo de la palma de aceite es generador de empleo formal (84%). Así, por ejemplo, en 2018, el sector palmero generó más de 177.000 empleos entre directos e indirectos, de los cuales 65.000 están asociados a la actividad productiva primaria, indicando que por cada 7,3 hectáreas del cultivo de palma de aceite se genera un empleo directo y 4,8 indirectos.

La palmicultura colombiana ha contribuido a la superación de la pobreza rural. Están ubicadas mayoritariamente en las áreas periféricas del país que han sido las más afectadas por la violencia y las economías ilegales y que están hoy en un camino de transformación hacia la estabilización definitiva.

Por tanto, el papel de la palma de aceite es clave como fuerza estabilizadora en todo el territorio al ser fuente de emprendimiento, legalidad y equidad. El cultivo favorece el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, la transformación productiva del campo, la generación de trabajo decente, ingresos dignos, y oportunidades para la Colombia rural y el avance de la política de estabilización paz con legalidad.

F.E.A.P.S.: ¿Cómo se trabaja desde el gobierno colombiano para asegurar que las explotaciones de palma respeten la biodiversidad?

C.B.I.: La amplia frontera agrícola de Colombia permite que esta actividad se lleve a cabo sin deforestar. Colombia tiene 40,1 millones de hectáreas de frontera agrícola, de las que sólo se utilizan 7,6 millones, quedando disponibles más de 32 millones de hectáreas para desarrollos agrícolas. Por tanto, en Colombia hay tierra disponible suficiente para que crezca el agro, sin afectar áreas no aptas o protegidas y sin desplazar otros cultivos.

Colombia ha incluido el tema de la sostenibilidad como un eje transversal en la agenda de desarrollo, y es así como los Objetivos de Desarrollo Sostenible se encuentran dentro del Plan Nacional de Desarrollo. El país busca promover acciones coordinadas entre las diferentes para adoptar prácticas sostenibles, adaptadas al cambio climático, buscando un equilibrio entre la conservación y la producción.

El cultivo de palma de aceite con buenas prácticas agronómicas contribuye a mejorar el contenido de nutrientes en el suelo y evitar su degradación. Con el propósito de mejorar la calidad de los suelos, los palmicultores adoptan tecnologías como el uso de subproductos del beneficio del fruto, la disposición y reciclaje de hojas de poda alrededor de las palmas, el establecimiento de coberturas leguminosas, la promoción de arvenses al interior de los cultivos y la incorporación de la biomasa generada al momento de la renovación del cultivo.

Adicionalmente, se destaca las buenas prácticas impulsadas por la Corporación Centro de Investigación en Palma de aceite (Cenipalma), para la nutrición del suelo, especialmente, por su impacto sobre la productividad del cultivo. A través de estas prácticas, es usual encontrar que al finalizar el ciclo productivo los suelos resulten enriquecidos respecto a su situación original.

Colombia es uno de los pocos países mega diversos en el mundo, y por esta razón, el sector palmero colombiano está comprometido con la conservación de la biodiversidad.

F.E.A.P.S.: ¿Qué caracteriza al aceite de palma procedente de Colombia frente a otros aceites vegetales?

C.B.I.: Como se mencionó en párrafos precedentes, la expansión del cultivo de la palma de aceite en Colombia se ha llevado a cabo sin comprometer bosques naturales o áreas de conservación, y existe un gran potencial para extender el área de siembra. Las empresas palmeras en Colombia también se han caracterizado por su alto nivel de formalidad y por el cumplimiento de la normatividad laboral.

Adicionalmente, el sector palmicultor en Colombia se ha desarrollado bajo esquemas de negocios inclusivos, que contribuye a la mejora de los ingresos de los pequeños productores y de su calidad de vida.

De acuerdo con Fedepalma, aproximadamente el 80 % del aceite de palma se utiliza para propósitos comestibles, gracias a sus beneficios tales como alto contenido nutricional (libre de grasas trans, colesterol y rico en micronutrientes) y precios competitivos. Es por esta razón, que es considerado como uno de los ingredientes más valiosos en las industrias fabricantes de alimentos.

Dentro de los aceites vegetales, el de palma es el de mayor consumo en Colombia y en el mundo; por su versatilidad, afinidad para mezclarse con otras materias primas y aporte nutricional.

A nivel productivo, el cultivo de palma de aceite, también ha sido calificado como uno de los más eficientes, siendo esta especie oleaginosa la de mayor rendimiento en producción de aceite vegetal por hectárea, en comparación con otros cultivos oleaginosos.

Por todo lo anterior, el aceite de palma colombiano es un producto único y diferenciado, que cumple con los estándares de sostenibilidad económica, social y ambiental.

F.E.A.P.S.: La imagen del aceite de palma en España es muy controvertida. ¿Qué les diría a las organizaciones o personas que llaman a eliminar el aceite de palma de nuestra dieta?

C.B.I.: De acuerdo con Fedepalma, la palma es una rica fuente de vitamina A y de vitamina E. El aceite de palma no requiere hidrogenación para elaborar margarinas o cualquier otro alimento como galletas, cereales, panes, etc., y por lo tanto es un producto libre de grasas trans.

El aceite de palma ha demostrado que aumenta el colesterol de alta densidad (HDL) o “colesterol bueno” para algunos grupos poblacionales, y también ayuda a equilibrar los niveles de colesterol HDL/LDL.

El aceite de palma es 100% natural, ya que proviene de un fruto y su extracción se hace mecánica y no químicamente, a diferencia de otros aceites vegetales derivados de semillas oleaginosas. Además, la palma de aceite no es modificada genéticamente.

El aceite de palma, al tener en su composición un contenido de ácidos grasos saturados cercano al 50%, adquiere varias características especiales, entre ellas una mayor estabilidad oxidativa resistiendo altas temperaturas, convirtiéndolo en un aceite con grandes cualidades y beneficios.