Luis Guijarro. Periodista medioambiental.
A raíz de la publicación del informe de la UICN sobre el aceite de palma y la sostenibilidad, hemos recogido algunos de los estudios sobre los que ya está trabajando la comunidad científica para que la sociedad tenga un mejor conocimiento sobre el aceite de palma sostenible y cómo puede contribuir para acabar con la deforestación.
Este verano acaban de cumplirse dos años del informe Aceite de palma y sostenibilidad, elaborado y presentado por la UICN en París, en el que se advertía que prohibir el aceite de palma posiblemente aumentaría la producción de otros cultivos aceiteros para cubrir la demanda, lo que desplazaría, en vez de detener, las considerables pérdidas de biodiversidad que genera el aceite de palma en el mundo.
Para comprender esta advertencia conviene explicar por qué el de palma es el cultivo de aceite más productivo del mundo. La palma de aceite es perenne y comienza a producir frutos unos tres años después de la siembra, con una vida productiva continua de 25-30 años. Tiene un rendimiento total de 4,5 t por hectárea (4 t de aceite de palma y 0,5 t de aceite de semilla de palma), lo que le lleva a encabezar el ranking de los principales cultivos de semillas oleaginosas. También representa el menor porcentaje (6,6%) de todo el terreno cultivado de aceites y grasas a nivel mundial y produce el mayor porcentaje (38,7%) de la producción total.
Por tanto, el aceite de palma utiliza menos de la mitad del terreno que requieren otros cultivos similares como el aceite de girasol, soja o colza para producir la misma cantidad de aceite. Ésta es una consideración importante cuando se trata de la expansión de la tierra para el cultivo, la eficiencia de la producción y el suministro constante de aceites comestibles para alimentar a la creciente población mundial.
Conociendo estos datos el informe de la UICN presentó un análisis objetivo de los impactos del aceite de palma sobre la biodiversidad mundial, así como las posibles soluciones. En el documento tuvieron muy presente que si se toma en cuenta que otros cultivos aceiteros necesitan hasta nueve veces más tierra que el aceite de palma, remplazar su producción aumentaría notablemente el total de tierras empleadas para producir suficiente aceite vegetal para satisfacer la demanda mundial. El informe muestra que evitar seguir deforestando para producir aceite de palma aportaría más beneficios para la biodiversidad.
La ex Directora General de la UICN, Inger Andersen manifestó que “el aceite de palma está aquí para quedarse, así que necesitamos urgentemente acciones coordinadas para hacer más sostenible su producción, garantizado que todas las partes involucradas –gobiernos, productores, y el resto de la cadena de suministro– honren sus compromisos de sostenibilidad”.
El informe también certificaba que el aceite de palma está afectando la biodiversidad mundial, y entre las especies que más daño han sufrido recogía a los orangutanes, gibones y tigres. Los impactos del aceite de palma sobre la biodiversidad se concentran actualmente en Malasia e Indonesia, pero podrían extenderse por los trópicos de África y América conforme la producción aumente para suplir la demanda.
“Para poner fin a la destrucción, debemos esforzarnos por producir aceite de palma libre de deforestación, y asegurarnos que todos los esfuerzos para limitar el uso de aceite de palma cuenten con información científica sólida y confiable para entender las consecuencias,” dijo el autor principal del informe y Presidente del Grupo de trabajo de la UICN sobre aceite de palma, Erik Meijaard.
Las soluciones según el informe deben enfocarse hacia la planificación de nuevas plantaciones de palma aceitera que no requieran talar bosques tropicales o áreas de turberas, así como una mejor gestión de los parches de bosques intactos entre plantaciones, conocidos como tierras reservadas. Hasta ahora, el aceite de palma certificado ha demostrado ser apenas marginalmente mejor para evitar la deforestación que su equivalente no certificado, pero este enfoque es relativamente nuevo y podría potencialmente mejorar la sostenibilidad.
Los autores recomendaban que las políticas gubernamentales protejan los bosques en los países que producen aceite de palma, así como otros tipos de aceite y aumentar notablemente la demanda de aceite de palma certificado mejorando la conciencia de los consumidores de los países que más lo consumen: India, China e Indonesia.
Enemigos mediáticos
El informe de la UICN fue un toque de atención para todos. Había que ponerse a trabajar y la mejor forma de hacerlo es a través de la Ciencia. Está muy claro que la palma de aceite y la sostenibilidad deben dejar de ser enemigos mediáticos y comenzar a dar visibilidad a los estudios científicos en los que prima la sostenibilidad.
Ya en febrero de 2017 el estudio Characterizing commercial oil palm expansion in Latin America: land use change and trade (Caracterización de la expansión comercial de la palma aceitera en América Latina: cambio de uso de la tierra y comercio), publicado en Environmental Research Letters y realizado por Paul Richard Furumo y T. Mitchell Aide, recogía que el 79% de la expansión del aceite de palma en América Latina se había producido en tierras ya cultivadas, especialmente pastos para el ganado.
Concretándose más en un país, en julio de 2019 el estudio internacional, Oil Palm Adaptative Landscapes (Paisajes adaptativos de la palma aceitera), en el que participaron como investigadores principales Andrés Etter Rothlisberger y Daniel Castillo de la Pontificia Universidad Javeriana, de Colombia, se apostó por desmitificar los prejuicios sobre la palma de aceite. Se reconoció la deforestación sufrida en los bosques tropicales de Indonesia y Malasia pero se insistió por ejemplo en que la situación en Colombia era distinta, ya que el 51% de las nuevas plantaciones entre 2002 y 2008 no se realizaron en bosques sino en terrenos destinados a ganadería, sin los impactos ambientales que genera la tala de los bosques tropicales.
Cambio Climático
En noviembre de 2019 un nuevo estudio realizado por la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y el Instituto Federal Suizo de Investigación sobre Bosques, Nieve y Paisajes (WSL) y la participación de la Pontificia Universidad Javeriana, publicado por la revista Science Advances, demostraba que la conversión de grandes territorios de ganadería de baja productividad en plantaciones de palma de aceite puede ser neutral en términos de emisiones de carbono. Juan Carlos Quezada, estudiante de doctorado del Laboratorio de Sistemas Ecológicos (ECOS) de EPFL y autor principal del estudio, y Andrés Etter, profesor de la facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la Pontificia Universidad Javeriana y co-investigador del proyecto, afirmaban que el estudio ejecutado en los Llanos Orientales de Colombia enseñaba a los principales países productores de aceite de palma que tienen grandes áreas transformadas en pastizales para ganadería, que estos podrían convertirse favorablemente a cultivos como la palma de aceite, lo cual limitaría la pérdida masiva de carbono resultante de la deforestación y sería una alternativa para proteger los bosques tropicales.
En junio de 2020 según el artículo Systems thinking creates opportunities for a circular economy and sustainable palm agriculture in Africa, (El pensamiento sistémico crea oportunidades para una economía circular y una agricultura de palma sostenible en África) publicado en Current Research in Environmental Sustainability, y realizado por Vincent Savolainen y Victor Clottey, se reconoce que el cultivo de la palma ha recibido fuertes críticas en los últimos años debido a su vínculo con la deforestación, especialmente en Asia. En este artículo se explica que existe una oportunidad para futuros cultivos sostenibles de la palma en este caso en el continente africano. Sugieren que aplicando el pensamiento sistémico interdisciplinario y los modelos de producción basados en la economía circular, la seguridad alimentaria y económica se puede aumentar la resiliencia y la productividad de las palmas cultivadas en los duros climas tropicales del África subsahariana; y promover el desarrollo de las plantaciones de palma como ecosistemas agroforestales biodiversos.
Deforestación importada
Conscientes de la necesidad de minimizar los impactos sobre las comunidades locales y el medio ambiente, especialmente en las principales zonas de cultivo (Malasia e Indonesia), la ONG WWF ayudó a la creación en 2004 de la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO). Pasados los años según WWF el aceite de palma no tiene que ser destructivo, y de hecho tiene el potencial de ser una fuerza importante para el desarrollo sostenible. La solución es producirlo de manera responsable. Para WWF el único camino que tienen las empresas es cambiar al aceite de palma sostenible a través de la RSPO y exige que se pongan en marcha.
Mientras tanto como la Unión Europea UE participa en el comercio internacional de productos relacionados con la deforestación, aceite de palma, carne, soja, cacao, maíz, madera, caucho, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo presentó a finales de marzo de 2020 un proyecto de informe sobre la intensificación de la actuación para proteger y restaurar los bosques del mundo.
Entre las propuestas de resolución están la mayor participación del sector privado en la lucha contra la deforestación, la petición a la Comisión y a los Estados miembros que, en las medidas que se refieran a los bosques, se garanticen la transparencia y la participación. Con carácter urgente, desde el documento se solicita a la Comisión que se ocupe de la elaboración de estudios relativos a los sistemas de certificación de materias primas que no causen deforestación y que presente esos estudios al Parlamento Europeo, junto con una propuesta de medidas de seguimiento, para su examen posterior.
De cara a la comercialización y al marco político, el proyecto de informe aboga por otras medidas interesantes para la Comisión. Por un lado, recomienda regular el acceso al mercado único con el fin de promover productos que no causen deforestación, y pide que los nuevos acuerdos comerciales contengan salvaguardias para evitar que su aplicación pueda provocar deforestación y degradación de los bosques. Por otro lado, propone medidas concretas para reforzar el marco político y reglamentario de apoyo a la gestión forestal sostenible y a la planificación del uso del suelo.
Es el momento de recordar que desde la perspectiva ambiental y social, la Fundación Española del Aceite de Palma Sostenible lleva años promoviendo el consumo de aceite de palma sostenible e intentando que todo el aceite de palma importado y consumido en España lo sea. El último documento de la UE apoya su objetivo de divulgar, investigar y dar a conocer el aceite de palma sostenible en España, a efectos de contribuir a un mejor conocimiento por parte de la sociedad de sus aspectos nutricional, de salud y medioambiental.