Una reciente revisión elaborada por un equipo de investigadores del Departamento de Ciencia de los Alimentos y Nutrición de la Universidad de Ghana, revela que el aceite de palma y el de coco utilizados en la cocina tradicional del país han sido sustituidos por otros aceites vegetales de importación debido a la visión negativa procedente de países principalmente occidentales que reciben los ciudadanos respecto a estas fuentes grasas. Por ello, el principal objetivo del estudio es analizar qué función desempeñan el aceite de coco y el de palma en el desarrollo económico del país, así como su impacto en la salud y nutrición de la población.
Las principales reflexiones a las que llegaron los expertos indican que las campañas de desprestigio del uso de aceite de palma y coco como aceite culinario han tenido un fuerte impacto negativo en Ghana aumentando el número de personas que padecen enfermedades cardiovasculares, como consecuencia de una occidentalización de la dieta. Asimismo ese cambio ha contribuido a una falta de seguridad alimentaria, ya que la población está dejando de consumir estos aceites tradicionales, adquiriendo otros de importación que son menos asequibles lo que repercute directamente al acceso de alimentos acordes al poder económico de la población de Ghana.
Los datos analizados revelan que la producción de aceite de palma y de coco juega un papel muy importante en el desarrollo económico del país. En el caso concreto de Nigeria, se trata del tercer país a nivel mundial que produce aceite de palma situándose por detrás de Malasia e Indonesia. Es decir, la industria del aceite de palma es uno de los motores económicos de esta región. Por lo tanto, la producción sostenible de aceite de palma debido a su mayor rendimiento por hectárea y su bajo coste, es la mejor opción para disminuir la tasa de pobreza del país, proporcionando un medio de vida a los pequeños agricultores.
El estudio concluye que a pesar de los beneficios nutricionales y económicos del aceite de palma y de coco, la población de Ghana los considera malos para su salud. Por lo tanto es necesario llevar a cabo acciones de manera conjunta para concienciar a la población de que el aceite de palma y de coco no solo pueden formar parte de una dieta saludable y equilibrada, sino que la industria que hay detrás proporciona empleo y favorece el desarrollo económico del país.
Irene Castillo
Asesor científico